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LAS VIDAS NO DEBERÍAN COMPRARSE

Artículo - Las Vidas no Deberían Comprarse

Escrito por Daniel Romero Campoy

Jurista especializado en Derecho Animal

Publicado el 5 enero 2021

por Daniel Romero Campoy

Jurista especializado en Derecho Animal

Publicado el 5 enero 2021

La elección de un animal suele ser, por desgracia, un asunto estético y banal

La elección de un animal como nuevo miembro de la familia suele ser, por desgracia, un asunto estético y banal en primera instancia.

Escoger entre una especie u otra responde a determinadas causas.

Así pues, se asocia a los gatos una mayor independencia y una menor sociabilidad, mientras que ocurre lo contrario con los perros.

Y qué decir de la compra de peces o aves (cuya etología les aleja de forma abismal de una comunicación con nosotros), pues son adquiridos por razones meramente estéticas.

El siguiente paso es escoger la raza.

Esta elección dice bastante más de nosotros y nosotras de lo que pensamos.

Veamos algunos ejemplos en el mundo canino. Los denominados perros potencialmente peligrosos suelen relacionarse con la fuerza, la seguridad o la virilidad. Los caniches, los pomeranias y los chihuahuas están estrechamente vinculados con una determinada clase social, pues su precio en el mercado suele ser elevado y se asocian a la delicadeza, la elegancia, la belleza o la feminidad.

Además, su rasgos físicos se asemejan a los peluches, por lo que no es de extrañar que se acentúe su neotenización, es decir, la persistencia de atributos juveniles en individuos adultos.

Los teckels, caniches o afganos son otros ejemplos de razas cuya adquisición está ligada a una cierta capacidad económica o a la idea de glamour.

Cosificación de los animales. Animal como objeto en lugar de un Ser Sintiente

Dejando de lado el enfoque ontológico, entendemos por cosificación la reducción a la condición de cosa a un individuo.

Concebir como un simple objeto a un ser sintiente, el cual posee capacidades psicológicas y tiene experiencias subjetivas con el entorno, supone subir un peldaño en la escalera de la instrumentalización.

Entender a los animales como mascotas es concebirlos como objetos.

Entender a los animales como mascotas es otro síntoma de ello.

En definitiva, nuestra relación con los perros y los gatos es contradictoria, si no incoherente.

Muchas personas consideran a estos animales como parte de su familia, pero al mismo tiempo su trato dista mucho de esta consideración.

En parte, puede venir dado de la disociación de nuestros sentimientos respecto a las ideas culturales de lo que significa un animal. Sin ir más lejos, porque al comprar o adoptar un animal buscamos compañía, amor o sentirnos importantes para alguien.

La tolerancia de las agresiones sobre los animales es mayor que cuando se ejerce sobre humanos

La tolerancia de las agresiones sobre los perros y los gatos es mucho mayor que cuando se ejercen sobre humanos.

El adiestramiento es una excusa, pues, de hecho, un correcta formación carece de golpes o agresiones.

De modo que, como se ha expuesto brevemente, la elección de un determinado animal es una manifestación de un proceso cognitivo que pone de manifiesto algunos aspectos morales.

Compra o Adopción de Animales

Así llegamos a la cuestión de la compra o la adopción.

En Navidad, muchos animales son regalados en estas fechas.

Alrededor de un 40% de los perros y gatos llegan a nuestros hogares como regalos.

Aunque actualmente hay un mayor conocimiento del maltrato que conlleva el mercado de la compra-venta de animales,

todavía son muchas las personas que ignoran o les es indiferente las condiciones que se encuentran estos animales.

La compra es el elemento esencial de la cadena del sufrimiento animal y de la lógica de dominación.

Es responsabilidad de toda la sociedad acabar con esta lacra.

De otro lado, no solemos reflexionar sobre lo que supone la compra de un animal.

Nuevamente, cosificamos la vida, le restamos valor.

El comercio de esclavos humanos era un buen ejemplo de ello.

El dinero no debería poder comprarlo todo.

Si colocáramos la vida y el respeto en el centro de nuestras acciones, seguramente podríamos cambiar muchos aspectos de nuestra relación con los otros humanos y no humanos.

Las palabras por inocentes que parezcan tienen una enorme importancia.

Se compra a algo, adoptamos a alguien.

Se compra algo, no a alguien.

En cambio, adoptamos a alguien.

Mediante la compra nosotros tenemos el derecho de uso y disfrute del objeto.

Tendríamos, pues, el derecho a elegir sus características, su pelaje o su raza.

Como si de un juguete se tratara.

En este sentido, atender al mestizaje o no de un animal no parece ser una decisión moral de la cual sentirnos orgullosos. A través de la adopción nos hacemos cargo de la vida de alguien, nos responsabilizamos de cuidarle y proveerle lo necesario para una vida digna. En otras palabras, la compra se inserta en una ideología de mercado y de la propiedad, mientras que la adopción forma parte de una ética de los cuidados.

Más de 300.000 animales abandonados al año.

Se estima que el número real de abandonos al año en España es superior a 300.000.

Ciertamente, muchos abandonos no provienen de estos regalos de Navidad o cumpleaños, pero no por ello hay que obviar que es una de las causas.

El 33% de los animales regalados son devueltos.

Es más, el 33% de los animales regalados son devueltos.

La descosificación de los animales no solo evitaría su abandono, sino también la muerte, el maltrato y el envenenamiento de muchos de ellos.

El aumento de las penas en el código penal es un elemento relevante para la concienciación de este problema social, pero más aun educar en el respeto y la empatía hacia los animales no humanos.

Los animales sienten y padecen. Son vidas, no objetos.

Son vidas, no objetos. Son vidas que sienten y padecen, que desarrollan su personalidad según las experiencias.

Por ello, debemos padecer con ellos, compadecernos, ya que los humanos (entre otras especies) estamos preprogramados para ello.

La compasión no solo es un atributo, sino también una virtud que hay que cultivar a través de la cultura.

No es de extrañar que ambas palabras compartan el mismo origen.

A día de hoy, sería difícil entender que alguien pudiera comprar a un humano, pero, en cambio, hemos normalizado la compra de otras vidas no humanas. Así pues, todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar una verdadera cultura de la adopción.

Conclusión

En conclusión, la adopción debería ser un acto mayormente compasivo por el cual podamos ofrecer bienestar a un ser sintiente que formará parte de nuestra familia, un acto donde los cuidados y el respeto a la vida sean el centro de nuestra motivación.

Porque compartir la vida y nuestro amor es una de los prácticas más bellas que podemos llevar a cabo.

Porque la adopción debería extender nuestra empatía y solidaridad, no sería un simple acto egoísta para saciar los vacíos que nos deja un estilo de vida consumista e individualista.

BIBLIOGRAFÍA

Alicia H. Puleo, Ecofeminismo para otro mundo posible, 8ª ed. (Madrid: Cátedra, 2019).

Ecologistas en acción, «Lamentan que el 33 % de los animales regalados en Navidad son devueltos», 6 de diciembre de 2020.

Mati Cubillo,«España, el país de Europa donde más mascotas se abandonan: 300.000 al año», FAMAP, 27 de agosto de 2019.

Melanie Joy, Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas, 5ª ed. (Madrid: Plaza y Valdés, 2018).

Neus Palau, «300.000 animales abandonados cada año, pedir mascotas a los Reyes sigue siendo una mala idea», La Vanguardia, 3 de enero de 2020.

Daniel Romero,«La mala suerte de llamarse mascota», El diario.es, blog Patrulla Animal, 4 de diciembre de 2020.

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Soy un chico joven, de unos 6 años de edad, vigoroso, fuerte y con un físico que impone, me dicen que no soy un «pitbull puro», pero yo por conseguir una caricia o algún gesto de amor